domingo, 25 de abril de 2010

MENTIRAS PIADOSAS, BENDITAS MENTIRAS. 4 de 4


4. INAUGURAN LA PASTELERIA “DULCES RENCORES”
No encuentro la palabra. Sé que existe, pero no la recuerdo. Pensaba que era una acepción de Canard (pato en francés) o Fake (falsedad en inglés), pero no. Aunque no la recuerde, sé que hay una palabra para definir aquello que, siendo mentira, puede ser creíble y consigue no sólo que muchos se lo crean, sino que otros, aún sabiéndolo incierto, deseen o necesiten creérselo. Si no existiera, deberíamos crearla.
El color del cristal con que se mira
Referido al mundo de la información escrita, las mentiras forman un universo fascinante y maravilloso, constantemente utilizadas por literatos, filósofos, políticos, periodistas, religiosos, ideólogos, visionarios y otros estafadores con más o menos gracia e incluso arte. Son los que se dedican a construir las diversas realidades; los que tiñen los cristales de las gafas a través de las que miramos el mundo.
Y dentro caben todas las verdades, todas las mentiras e incluso las medias tintas, adobadas con frecuentes teorías de la conspiración: las que barruntan mentiras en lo que otros nos venden como verdades y las que construyen mentiras a partir de verdades que hacen aparecer como mentiras. 
¿Quién mató realmente a John F. Kennedy? ¿Pisó de verdad Neil Amstrong la Luna aquel 20 de julio de 1969? ¿Significa la palabra “democracia” lo que nos dicen que significa cuando ciertas decisiones están en manos de las aproximadamente 130 personas que conforman el Club Bildelberg? Y así hasta que nos venzan el cansancio o el horror.
Debates teológicos, obras maestras de la literatura universal, fantásticas producciones de Hollywood o Bollywood, sesudos artículos, aparentes verdades incuestionables... la lista es interminable. El hombre no sólo es el animal mendax. Es el animal que se solaza en la mentira. Que la goza. Que la utiliza para manipular, oprimir o “liberar” a otros animales humanos. Que la necesita para vivir tanto como el aire que respira. Que llega incluso dar una vuelta más a la tuerca, detectar que le engañan, y engañarse de nuevo creyendo que realmente el que se lo ha mostrado le está diciendo, ahora sí, la verdad.
Y con ese fin leemos la prensa, vemos el telediario, escuchamos en la radio a nuestro locutor preferido, navegamos por Internet, nos dejamos estafar. Y luego corremos a contárselo, como en aquel anuncio de detergente, a la vecina; no vayamos a tardar en propagar la buena nueva y alguien se nos adelante. ¡Qué gozada de mentiras!
¡Malditas verdades!
Leo en un blog una referencia de un libro publicado en Francia: L’imposture climatique, de Claude Allègre. En el capítulo 5 explica cómo se forjó el mito del calentamiento climático: Olof Palme era primer ministro hacia 1973, e intentaba construir veinticuatro reactores nucleares, pero el movimiento ecologista antinuclear en Suecia era demasiado potente. Uno de sus amigos de la infancia, y compañero de tenis, era Bert Bolin, un geoquímico de la atmósfera que en los años 60 había publicado una serie de artículos alertando del peligro del CO2. Fue el que suministró a Palme los argumentos de que el CO2 era más peligroso que la energía atómica.
Al lobby nuclear, desestabilizado por los accidentes de Chernóbil y Three Mile Island, este nuevo frente de la lucha ecologista la vino como anillo al dedo. Lo único que había que hacer era utilizar la información correctamente, dirigiendo la opinión en función de una serie de intereses. Hasta hoy.
Quizás no sea cierto, y el señor Claude sea un peón del lobby del petróleo, pero recuerdo que en noviembre de 2009 unos hackers se colaron en los ordenadores de la Universidad East Anglia y publicaron correos electrónicos en los que se incitaba desde las más altas instancias a manipular los datos que no coincidieran con las premisas de la campaña orquestada para asustar al mundo con el tema del cambio climático. Campaña que, por cierto, ha estado moviendo miles de millones de dólares y manejando premios prestigiosos a los que prefiero no hacer alusiones. 
Hay demasiado en juego. Esto va bastante más allá de falsificar un Botticelli. Aunque los resultados no sean tan éticos ni, mucho menos, tan bellos.
Sea como fuere, y lleve la razón quien la lleve, me gustaría que este tipo de noticias fueran mentira.
Uno que es un ingenuo todavía, ¡que le vamos a hacer!
¡Bien por Carmina Tomé!
Para evadirme un rato de cosas tan terribles, entro El Mundo Today. Es un diario digital que ha optado directamente por hacer de la mentira un divertimento. No intentan engañarnos. Sus articulistas no se presentan como adalides de lo cierto, y las noticias que allí aparecen son claros fraudes; pero intuyo en esas mentiras mucha más verdad que en esas otras que aparecen en periódicos que a saber cómo se han financiado.
Las noticias que ofrecen, comentadas con todo lujo de detalles, son de la siguiente guisa (incluyo título y subtítulo): 
  • Desalojan un bar porque un cliente pide tomar un café solo. Llevaba gafas oscuras y creyeron que era un inspector de la SGAE.
  • El 82% de los que hacen cola en el INEM sólo son mirones. Lo certifica un sondeo encargado por el gobierno.
  • Descubren el armario del que salen los gays. Podría haber más en otros puntos del planeta.
  • Un funcionario lleva desayunando desde febrero. Intenta completar un sudoku.
Pues bien, una de las últimas que me ha conmovido quisiera ahora compartirla. Se titula: Abren la primera pastelería pasivo-agresiva. Se llama “Dulces rencores”. La firma un tal Kike García.
Comenta el autor que la idea de la promotora, la pastelera Carmina Tomé, es la siguiente: Buena parte de la gente, cuando se enfada, se encierra en sí misma y no hay manera de solucionar el problema. O estalla y entonces el problema tampoco se resuelve. 
Lo que propone con su nuevo negocio es regalar un pastel con una inscripción significativa. El que lo regala se queda tan descansado, y el que lo recibe no se enfada tanto porque el pastel está buenísimo. 
Como se afirma en el artículo, y cito literalmente: «No sólo los clientes están satisfechos con sus compras, también los que reciben los pasteles como regalo. “Antes, para empezar a discutir con mi mujer, ella tenía que poner el morro arrugado y entonces yo le preguntaba si le pasaba algo. Luego ella me decía que no, pero en plan ‘lo sabes perfectamente pero no te lo voy a poner tan fácil, púdrete’. Ahora, con las tartas, podemos empezar a discutir mucho antes y, además, mientras nos las comemos”, explica el marido de una clienta habitual de la pastelería».
Al parecer, los mensajes más demandados, sobre todo por la clientela femenina, que es la mayoritaria, son del tipo: 
  • Tú mismo.
  • Al menos tu cumpleaños SÍ lo hemos celebrado.
  • Gracias por tirar de la cadena.
  • Supongo que te lo comerás en el bar viendo el fútbol.
  • Felicidades. Este pastel te lo regalamos entre todos pero lo hemos pagado entre Juan, Javier, Sara y Vanesa.
Qué bonitas son algunas mentiras. Y qué racionales. Y qué divertidas.Y qué bien las cuentan algunos. Y cómo he sido de feliz con el engaño. Y cómo desearía que fuera verdad. Y qué jodidamente cutres y necios y aburridos son los del Gobierno y la Oposición fabricando trolas. Y qué canallas son los Madoff de fuera o los Forum Filatélicos de dentro.
Voy a proponer a Carmina Tomé para el Nobel de la Paz. He consultado la lista de los anteriores en Internet y, si consigue hacer crecer el negocio, por Dios que se lo merece mucho más que la mayoría de los galardonados.
Y también voy a recomendarla a varias asociaciones de emprendedores, de esas que están buscando nuevos modelos creativos para salir de la crisis que nos apabulla.
Y cuando vuelva a Barcelona, que volveré pronto, me voy a fijar bien, a ver si resulta que al final no es mentira, que la noticia es verdad, que van a tener razón y la tal pastelería existe. Y es que pasa con esta pastelería lo que con la palabra que buscaba sin recordar al principio: que si no existe, habría que crearla.
Si un día las encuentro —la palabra, la pastelería— no me olvidaré de vosotros: os avisaré.

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